¿Cómo afecta el divorcio de los padres a los hijos adolescentes?
La religión y la política han restringido
el divorcio durante muchos años porque el matrimonio se ha considerado el pilar
fundamental para construir una familia. Pero, ¿es esto cierto?
Desde finales del siglo XX, hemos comenzado a aceptar el divorcio como algo normalizado dentro de nuestra sociedad.
Desde finales del siglo XX, hemos comenzado a aceptar el divorcio como algo normalizado dentro de nuestra sociedad.
Durante las últimas décadas se han
publicado varios estudios sobre el impacto del divorcio de los padres en la
salud mental a largo plazo. La mayoría se centran en aspectos muy particulares como
problemas de conducta, depresión, adicción y dolor crónico. Sin embargo, los
resultados nos siguen ofreciendo una visión muy ambigua y generalizada, posiblemente
porque aún era pronto para ver resultados. Conforme el divorcio se ha vuelto
más común en la sociedad, sus efectos han ido disminuyendo, pero aún tenemos mucho
que hacer.
Los niños de padres separados o
divorciados son más propensos a presentar problemas de conducta y personales que
los niños que viven dentro de familias estructuradas. A pesar de que todos
ellos comparten estas características cada hijo responde de una forma diferente
a la ruptura matrimonial. Toda esta información la obtenemos gracias a las últimas
investigaciones que se han realizado tras el aumento de problemas psicológicos observados
en colegios e institutos.
En un artículo científico llamado
Las consecuencias del divorcio en los hijos sacamos datos muy
interesantes. Durante el primer año tras el divorcio, los hijos tienen una tasa
mayor de problemas externalizantes que en los varones puede alargarse. Los
niños que viven en familias de madres monoparentales presentan una mayor
agresividad, conducta delictiva, alto consumo de alcohol y otras sustancias. Por
el contrario, en el caso de las chicas, estas tienen una conducta delictiva mayor
que los niños de hogares intactos, pero no que los chicos de hogares monoparentales.
El consumo de drogas relacionado
con la presión social que ejercen los amigos o compañeros de clase también es
mayor en hijos de divorciados, siendo, además, más fuerte la presencia en niñas
que en niños, y aún más significativo en los hogares donde falta el padre. Sin
embargo, con relación a los problemas internalizantes, son los niños los que
obtienen puntuaciones más altas en depresión.
Los niños de padres divorciados
muchas veces presentan una madurez que nos destaca. Esto puede deberse a que
dentro de la familia se intercambian los roles, los hermanos mayores cuidan a
los más pequeños, el hijo aconseja a los progenitores, etc. Además, los padres
le dan a sus hijos adolescentes mayores tareas y responsabilidades que los que
viven en familias intactas, por lo que puede favorecer también esta madurez
temprana. En el caso de las chicas, el comportarse como madres a nivel práctico
y a nivel emocional les lleva a presentar mayores niveles de depresión y
ansiedad mientras que, los chicos, presentan solo mayor nivel de depresión.
La separación también influye en
la relación con los hermanos. La ruptura aumenta las interacciones negativas
entre los hermanos, excepto en los casos en los que hay un hermano adolescente
y otro no, donde se establece el rol de cuidador-cuidado.
Los hijos divorciados también si
inician antes en la vida sexual y con mayor frecuencia; presentan absentismo
escolar; menor rendimiento académico y, por consecuencia, no llegan a finalizar
estudios superiores.
Por otra parte, el artículo El
divorcio de los padres se asocia con mayor riesgo de desarrollar trastornos
mentales en las mujeres analiza solo a las hijas de padres divorciados.
Concluye que 26 de las 60 hijas de padres divorciados que se estudiaron
cumplieron los criterios para sufrir un trastorno mental, mientras que, solo 14
de las 61 hijas de padres casados cumplieron estos criterios. Esto demuestra
que, los hijos de padres divorciados tienen el doble de riesgo de desarrollar
un trastorno mental que los hijos de padres no divorciados.
Sin embargo, no se encuentran
diferencias en cuanto a los trastornos de personalidad, lo que fue sorprendente,
ya que en padres separados predomina la afectividad negativa. Quizás este
resultado se obtiene ya que las chicas de la muestra elegida eran muy jóvenes.
Estos trastornos podrían desarrollarse en el futuro, por lo que, lo ideal sería
realizar una prueba longitudinal para estudiar la variación en el tiempo de
estas mismas mujeres.
Entre los trastornos que aparecieron
encontramos, trastorno de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastorno
por consumo de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria y trastornos
psicóticos. Los dos primeros en mayor medida que el resto. Así mismo, el
articulo intenta concienciar de la necesidad que existe en la sociedad actual
de implementar más ayuda psicológica a los hijos de padres divorciados.
Por último, el artículo de efectos
a largo plazo del divorcio de los padres en la salud mental evidencia que
el divorcio de los padres tiene un impacto negativo de la salud mental de los
adultos. Aunque el diseño de los estudios no permite una inferencia causal estricta,
se muestra claramente que los hijos de padres divorciados tiene un mayor riesgo
de enfermedad mental.
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